domingo, 22 de abril de 2012

A una amistad que se acaba.

Es difícil asimilar que una amistad de mucho años se acaba, pero estas cosas pasan.
A veces no entendemos el porqué de las cosas. Como es posible que alguien a quien has querido tanto, en quien confiabas, te ha podido fallar.

"No has entendido nada”
Eso lo he dicho yo, y tú me miras enfadada, esperando que te aclare algo más. Pero se ha pasado el momento de las discusiones. Hace tiempo que no nos entendemos.
Nos conocemos hace años, años de caminar juntas, viendo el mismo paisaje, caminando en la misma dirección, compartiendo horizonte, sueños y objetivos. De un tiempo a esta parte eso ha cambiado.
Primero parecía que cuando hablábamos cada una mirara en una dirección, y no llegase bien el sonido. O viésemos distintas montañas, y cada una comentase la suya, sin entender que mirábamos hacia distinto lado.
Después debimos cambiar de ritmo, pero seguíamos cogidas de la mano. Eso hacía que tú tirases de mi, cuando yo necesitaba descansar, o que yo te arrastrase, cuando tú estabas disfrutando de una puesta de sol... que yo no veía.
Aún así procurábamos caminar juntas, a pesar de los roces, de las discusiones, de las distintas formas de interpretar la realidad, de la diferencia de opiniones y de caracteres.
Pero ya no ha sido posible más. El jueves nos soltamos la mano. Y cada una escogió una bifurcación del camino. Fue doloroso elegir, como todas las rupturas, suponía dejar muchas cosas atrás. Fue violento, difícil de explicar... pero fue.
Ahora caminamos cada una hacia nuestro destino, nuestras sendas se alejan deprisa, con la precipitación de lo que debió hacerse hace mucho tiempo. Y las dos avanzamos sin mirar atrás, cada una contemplando un nuevo mundo, aún dolidas por la separación.
Puede que en el futuro nuestros caminos vuelvan a cruzarse, puede que compartamos algunos pasos, o incluso que caminemos juntas de nuevo, quién sabe. Ahora, lo más razonable, es seguir andando, no parar, no sea que decidamos torcer nuestro rumbo para encontrarnos de nuevo... y nunca nos lo perdonemos.
“No has entendido nada”, repito.
Porque tú aún piensas que caminamos cogidas de la mano, y yo hace tiempo que noté que nos separábamos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario