jueves, 18 de octubre de 2012

Momentos que no volverán.

Hay cosas que nunca olvidaré. Entre todas ellas estás tú. ¿Por qué? No lo se. Supongo que porque durante unos días fui la persona más feliz a tu lado. Tal vez por todas esas veces que me comprabas con tu simple "te quiero", algo que para mí era muchisimo más. Tal vez. Ahora no entiendo nada. No comprendo. No soy yo. No me pidas una simple amistad. Prefiero la nada a eso. Lo prefiero. No quiero verte más, aunque en el fondo me muero por volver a coincidir contigo, y recordar todos aquellos momentos que me hicieron soñar, más allá de la realidad. Soñé que todo iba a ser perfecto. Qe estarías ahí, siempre ahí. Qe me vendrías a buscar a la salida de la universidad y me acompañarías a casa. Que nos veríamos cada día. Que pensarías en mi. Que nada iba a cambiar. Desgraciadamente, hace tiempo que dejé de soñar. ¿Sabes por qué? Porque cuando te dije adios me estaba quemando por dentro. Si, iba pronunciando las palabras, y a la vez me arrepentia. Me da la impresión de que volveremos a coincidir en el mismo sitio. A las 18:08 de la tarde. Si, a la misma hora. Se que cuando eso ocurra todo va a ser como antes, para acabar siendo como ahora. Por eso, prefiero no volver a verte.. Todo acabó aquel día en que decidí marcharme.. Momentos qe no volverán.

viernes, 5 de octubre de 2012

Adiós.


No es fácil escribirle a la mejor persona que has conocido en mucho tiempo, precisamente porque a día de hoy esas grandes personas son muy difíciles de encontrar. Y además, a cuenta de haber cometido el lamentable fallo de no saber apreciar que alguien sea tan especial. Pero hoy no es ese a menudo, llega un día en el que cansados, nos damos la vuelta y decidimos partir hacia distintos lugares. Hoy no es el día en el que miraré todos esos recuerdos que metí en mi caja de zapatos con nostalgia y con la pena de no haberte dicho todo lo que siento por ti. Sé que las circunstancias no son la idóneas, porque a pesar de todo, he de reconocer que tal vez en otro tiempo todo esto hubiese funcionado..
Tampoco me puedo culpar por no haber luchado todo lo que debería haber luchado por ti, y sólo me queda soñar con que en un futuro nos volvamos a cruzar. Será entonces cuando no te deje escapar, lo juro. Será entonces cuando por fin podré darte todo lo que tengo para ver cada día cómo sonríes sin parar. Porque mi sueño es verte cada día más feliz, y si puedo ayudar a conseguirlo, me sentiré aún mejor.
No pienso decirte adiós, por muy lejos que estemos el uno del otro. Además, siempre nos tendremos a una canción de distancia, poniendo simplemente una inocente excusa para recordarnos. Y es que yo nunca pienso sacarte de mi caja de recuerdos. Como dice la traducción de una de las canciones que  me encanta, “cuando nos encontremos de nuevo, que estoy seguro de que lo haremos, todo lo que fue en ese entonces aún estará aquí”. Cuando nos volvamos a ver en el camino, te demostraré todo lo que te quiero.
Nunca me olvides.

martes, 2 de octubre de 2012

Recuerdos pasados aún presentes-

Alguna vez, el fantasma del pasado se posará en mi cama. Y será igual, pero tan diferente que quizá ya no lo reconozca.
Alguna vez, miraré hacía atrás, con esa curiosidad que da el avanzar por la senda que es la vida, y no recordaré ese dolor fuerte y brutal. Recordaré el hecho de que dolió, pero nunca volveré a sentir ese dolor golpeándome dentro sin descanso. No por él. Ni por nadie. Será otro dolor, con otro sueño, pero no suyo.
Alguna vez, hablaremos, y sentiré que la magia emigró de mi corazón un día, sin saber exactamente que día dejé de sentir ese calor en su voz para tornarse fría y casi desconocida. Y me preguntará que tal, y le responderé que bien, siendo enemigos de un sentimiento que voló hará ya mucho tiempo.
Alguna vez, recordaré el sabor de su boca, como de casualidad, un fugaz destello en lo que será la vida que viviré sin él. Y no recordaré lo que añoraba sentir sus labios posarse en los míos, ni como era besarlo. No recordaré nada de eso, se esfumará con la lluvia, como el llanto, como el desgarro que lleva su ausencia a mi lado postrada, compañera infatigable de desvelos, de sueños que se rompieron.
Alguna vez, olvidaré el sentimiento. Lo que me hizo sentir. Algunos recuerdos permanecerán en algún cajón polvoriento de la memoria, y alguna vez, sin querer, me acordaré de él. Y no será nítido. Ni preciso. Ni sentiré que perdí nada. Mi corazón quedará resignado, cualquier día, sin que yo me entere. Sin que me avise de que el amor se cuela por las rendijas del olvido… y dejaré de añorarlo, y no lo sentiré clavado como un cristal que duele y no puede ser quitado.
Alguna vez, la vida pasará de soslayo, me guiñará el ojo, y no sentiré un temblor cuando me mire, porque su mirada no me dirá nada, ni veré en sus ojos ningún sueño, ni los míos brillarán con su presencia, seremos dos extraños más en esta ciudad.
Alguna vez, seremos extraños, extraños que se conocieron en un trozo de camino, que se bifurcó, y estaremos lejos, el uno del otro, y nunca volveré a sentir el corazón latirme deprisa con ese sentimiento que una vez me llevó a su vida.
Tan lejos que nos habremos convertido en extraños. Extraños de lo que un día vivimos, lejanos de lo que un día sentimos. Tan extraños que da miedo ahora pensarlo.
Es el paso del tiempo en un corazón abocado al delirio. Al esfuerzo de olvidar sin más remedio que el olvido. Sin más enfermedad que el sentir y el sobrevivir a lunas que traicionan, a soles que no llegan, a estrellas que se perdieron en alguna de las noches en las que pensé en él y se apagó el cielo.
La vida me aprieta. Me aprieta la soga de un amor condolido, exhausto, perdido, rendido. Una soga que alguna vez fueron alas. Porque es así el inexorable paso del tiempo. Es cierto que lo quiero, tan cierto como que un día lo olvidaré.
Y guardaré un cariño, ajeno al dolor que un día sentí – que siento- que dejaré de sentir. Y no suspiraré de vez en cuando, al recordar algo que vivimos juntos. No miraré sus fotos. No extrañaré aquellas imágenes donde nos abrazábamos ajenos a un futuro que se tornó presente en aquel caluroso septiembre
Será todo como un sueño. Como algo que no viví yo, aunque lo haya vivido.
Es la grandeza de la vida.
Y seremos extraños en una ciudad gris con mar, donde nos quisimos. Fuimos felices. Lloré y reí. Fui tan feliz como infeliz. Soñé tanto como desperté. Volé y caí…. Y los dos naufragamos en el mar de los sentimientos perdidos, donde alguna vez, sin querer, nos volveremos a reencontrar.

lunes, 1 de octubre de 2012

Los recuerdos de un adios.

Y de repente, abrí los ojos y allí estabas tú. Envuelto en sombras, apenas podía reconocer tu silueta, pero parecía poder escuchar tu voz. Al poco acabé por el cielo de tu boca, jugándome la vida contigo, robándote la adrenalina de tu piel en cada lugar oscuro. Y te seguí, te perseguí en la noche, perdiéndote entre mi tiempo en la madrugada y sin darnos cuenta, llegó el amanecer. Te llevo en mi cabeza, como el que lleva un sombrero, te devolví de donde te rescaté y tu contestaste mordiendo cada uno de mis miedos y sentidos.
Sin previo aviso y olvidando el tiempo, convertimos en rutina el desayuno cada día al amanecer, junto a un café, con un par de canciones y algunos sueños imposibles.
Dibujaba la felicidad en los cristales de cada bar, en la espuma del café o
en el humo de cada cigarrillo, trasnochando entre mil historias. Todo parecía no tener fecha de caducidad y nos olvidamos de ese estúpido reloj que marca las horas sin sentido, solo tratábamos de secuestrar los segundos, de guardarlos para nosotros.
Que era perfecto eso de que dos personas se encuentren sin buscarse, sin poder evitar la gravedad que me llevaba a ti, te he llevado entre mis manos, en mis pensamientos y en mi miedo…en tu aire recorriendo mis pulmones y en mi respiración en tu boca… y… ¿qué tenías?
me pregunto, que me quitabas la vida y no dejabas nada para mí, te lo llevabas todo, abusando de mi confianza, solo dejabas las cenizas de los besos robados en cualquier lugar en el que nos hemos visto.
Y yo sabía que todo terminaría mal, pero me entregué, no pensaba por donde saldría el sol mañana, o si caerían chuzos de punta. Me acostumbré cada día a tu voz, y adoraba los mensajes de medianoche. Recuerdo cada vez que hemos hablado de la situación en la que estábamos metidos, en realidad no sabíamos dónde nos habíamos adentrado, pero hay veces que me agobia tenerte siempre a mi lado, tu colonia en mi ropa y los paseos en lugares escondidos…tan sólo quería buscarte cuando me apeteciera, en las noches frías. Llorosos se quedaron mis ojos después de aquella silenciosa despedida. Me escondí en el humo del tabaco y en las botellas de alcohol, te veía en mi mente, pero quería olvidarte; todo se quedó en mi silencio, escuchando tan solo algunos de los coches que pasaban por aquella plaza. Quedaron preguntas sin respuesta, y respuestas a preguntas no hechas, dudas, celos y resentimiento.
Te dejé olvidado en mi mesita de noche, justo encima del cajón de todos mis recuerdos, al lado del de los miedos, pero no quiero que te vayas, aunque me guste mirar cómo te alejas, solo quiero encender tu luz en las noches más oscuras. Y quiero volver a verte como la primera vez, como si quisiera marcharme y agarraras mi brazo pidiendo que no lo hiciera. Te pedí que me agarraras la mano, tan solo necesitaba el aire de tu respiración. El tiempo se detuvo. Dos desconocidos, que en realidad se conocían tanto…Y aún trato de dibujarte en el aire, así como si nada hubiera pasado, como si no hubiera existido ese final, intentaba recordar todo aquello que me diste, y contar cada sueño que tuvimos. Yo sólo quería perder el mundo contigo, pero el mundo me ha perdido a mí, ya no es amor, ni odio, ni pasión, ni celos, ni rencor, tan solo es….nada, ya no es nada.